martes, 14 de febrero de 2012

Amor, ¿crisis o apogeo? (I Parte)

En muchas partes del mundo, hombres y mujeres festejan este martes el Día de San Valentín, o mejor conocido así entre los cubanos, el Día de los Enamorados. Considerada una de las celebraciones más populares del calendario, la del 14 de febrero es una fecha en la que millones de personas en el orbe intercambian postales, mensajes y regalos para demostrar el cariño, el amor o la amistad que profesan a sus seres queridos.
Aunque abarca también el sentimiento suscitado en los individuos por la familia y los amigos, es el amor hacia la pareja el que mayor atención acapara en torno a esta conmemoración. A través de los tiempos, la búsqueda del amor verdadero ha constituido la gran preocupación en la vida de mucha gente. Es el tema de la mayoría de las canciones de éxito y también la trama oculta de casi todas las películas y telenovelas.

En pleno siglo XXI, con los signos de una sociedad cambiante y en continuo estrés, hablar de amor para muchos supone referirse a una quimera. Otros lo ven como un sentimiento inherente a la condición humana, sin el cual resulta imposible la vida. Sin embargo, no pocos coinciden en afirmar que se encuentra en el centro de un sismo. ¿Es posible o no vivir un amor pleno y maduro? ¿Se ama más o menos en nuestros días que en épocas pasadas? ¿Está o no en crisis el amor? 

¿PÉRDIDA DE VALORES?

La conversación toma un giro de 360 grados al tocar el término de la pérdida de valores y su relación con el amor. “Lo primero es saber si te atrae físicamente -dice Yusi- y cuando sientes que puedes llegar a estableceruna relación con él o ella, entras a valorar qué te aporta. ¿En el plano espiritual? Para nada; todo en el plano económico: con qué familiares convive, cuántos hijos tiene, qué representaría profundizar en una relación y luego al final valoras si ‘lo puedes aguantar o no’.

“La honestidad, la humildad, el respeto a las diferencias, todos esos valores se han ido reemplazando por la ambición y el egoísmo”, acota.

Lázaro Andrés Delgado, jefe de Trabajo Educativo en la Facultad de Ciencias Médicas Dr. Raúl Dorticós Torrado, asegura que no existe crisis en el amor del siglo XXI: “Lo que las condiciones de vida sí influyen en nuestros puntos de vista.

“Es cierto que algunas personas desvían la conducta amorosa hacia el aspecto económico, pues las circunstancias difíciles impuestas por estos tiempos propician que primen relaciones donde los recursos materiales o financieros pasan a un primer plano; aunque no es menos cierto que un gran grupo de personas cree en el valor del amor y lo defiende a toda costa”.

Profesor de Filosofía, Lázaro asiente que la globalización, las diferentes culturas que se encuentran con la nuestra, el proyecto capitalista. influyen de manera negativa en los proyectos de vida de algunos jóvenes, lo cual conduce a futuras rupturas, pero no se puede decir por ello que esté en crisis el sentimiento.

“Ya la mujer no es dependiente como antes, ni existe la carencia de libertad de siglos anteriores. Los hombres y las mujeres son libres de escoger a quienes deseen, lo que falta en ocasiones es la orientación de las diferentes etapas por las que pasa el amor, no poseemos herramientas sicológicas para reconocer cuándo tenemos problemas y las vías para superarlos. La sociedad debe hacer énfasis en la preparación a las generaciones más jóvenes para que encuentren bienestar físico, psíquico y social como atributo de esta condición”, precisa Delgado.

En su opinión la parte más vulnerable en las relaciones de pareja la lleva la mujer, pues aunque haya alcanzado espacios dentro de la sociedad antes impensados, todavía debe hacer frente a ciertas conductas machistas. No obstante, según expresó, con independencia de los géneros, la cultura y la estética son factores a ponderar a la hora de establecer relaciones de amor edificantes y duraderas.

En crisis o en apogeo, el amor es, como bien apuntaron muchos entrevistados, un sentimiento inherente al género humano. Estamos diseñados para dar y recibirlo, y tal condición va más allá de nuestra comprensión. El del siglo XXI es más sincero, en el sentido de que perdura mientras ambos decidan, no importa si este alcanza diez, veinte o treinta años, lo que importa es mantenerse feliz junto a la persona amada y ver el fracaso más como una enseñanza que como desilusión y comenzar de cero, a partir de la ruptura.

El conflicto no es consecuencia del devenir histórico de este afecto, sino de la propia conducta humana. Por tanto, corresponde a hombres y mujeres resolverlo y dejar que aflore el amor y desempeñe su preeminencia entre sus sentimientos.

Escrito por Yudith Madrazo Sosa y Leyaní Díaz Hernández

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