En mi opinión, la justa ha demostrado cuán fieles se mantienen los seguidores de esa práctica, no así el desarrollo cualitativo de los participantes, aun cuando formen parte de los mejores quintetos del país.
Un paneo a lo que sucede hoy con el baloncesto cubano, podría darnos luces, someramente, acerca de sus peores momentos en el ámbito nacional e internacional.
Estimo que la organización de un certamen criollo, en justa competencia con el clásico de los clásicos: la pelota cubana, provoca desatención en las disciplinas menos populares, y ello está dado desde la calidad del evento y la atención a los deportistas, hasta la convocatoria de cierta cantidad de participantes, amén de los problemas económicos de la nación. El básquet ha sido el patito feo que no encuentra cómo encajar entre los más atendidos por las autoridades del INDER en la Isla.
No hay otro remedio, pues siempre coincidirán ambas competiciones. Es cierto que las competiciones de béisbol tienen lugar durante la mayor parte del año, por lo cual habrá que pensar en medidas para potenciar los deportes menos habituales.
Cienfuegos no está presente, o mejor, no posee un equipo completo porque la convocatoria solo pidió a las mejores ocho provincias del país, lo que constituye un craso error: la no inclusión de todos en el evento más importante a nivel local, le resta incentivo a su ejercicio por los de menos fuerza. Solo un cienfueguero, Robersy Jova, juega como refuerzo del equipo de Matanzas…; causas, innumerables; consecuencias, muchas más. Entre ellas, la desaparición de su práctica en las categorías juveniles y mayores en la Perla del Sur, techo al cual toda disciplina pretende llegar.
No soy alarmista, mas me anima la idea de pensar en que entrenadores y apasionados no lo dejarán morir; incluso cuando su exclusión como parte de la pirámide deportiva -de la cual Cuba es paradigma-, podría acarrear otras deducciones de las calamidades que viviremos en futuros torneos internacionales. El preolímpico de las Américas resultó el preámbulo.
Recuerdo que el principio de toda actividad física es el deporte en la base, allí donde los pequeños dan sus primeros pasos en la actividad escolar diaria. Es ese escaño el cimiento para la adquisición de habilidades elementales con vistas al futuro dominio de las reglas. Las clases de Educación Física constituyen el acercamiento más incipiente al baloncesto. Aquí no hay problemas porque los “profes” se encargan de cumplir con lo reglamentado, pero ¿qué pasa con los que se destacan o con quienes, por su somatotipo, podrían entrenarlo en aras de convertirse en buenos atletas? Nada. La práctica en las áreas deportivas debería acercarlos a la realidad del enceste de dos o tres puntos, mas la falta de canchas atenta contra las buenas intenciones de desarrollar un entrenamiento decoroso. Por suerte, Cienfuegos todavía cuenta con entrenadores que batallan por que sus deportistas se adiestren. La reciente celebración de una competición municipal y el proyecto de un certamen provincial, constituyen muestras elocuentes de ello.
Entiendo que la decisión de las escuelas deportivas en la Enseñanza Primaria se escapa de las manos de las direcciones provinciales de deportes. Quizás la estrategia de seleccionar qué disciplinas quedan o no en la EIDE, pasa por los resultados reales en competiciones escolares…, sin embargo, hago un llamado de atención a quienes inciden, o al menos, participan, en esas decisiones, pues en unos años, ya no tendremos baloncestistas en ninguna categoría, en un territorio donde el baloncesto hizo furor a mediados de los 90. Cienfuegos constituye un botón de muestra de lo que podría estar sucediendo en otros territorios.
Mi punto es bien sencillo, ¿qué pasará entonces con quienes se sacrifican por llevar una vida dedicada al deporte, si sus resultados se reducen a una escasa o nula participación en un campeonato nacional sin calidad? ¿Llegará así el salto cualitativo que le pedimos a los quintetos cubanos, si no existe una estructura de campeonatos cubanos en la diferentes categorías? Los resultados son cíclicos. Si no existe un desarrollo intencionado y ordenado para lograr el despegue, difícilmente llegará el ascenso que se busca en la arena internacional.
Un entrenador foráneo no resolverá por si solo los problemas del básquet en Cuba, pues tardaremos años en recuperarnos de decisiones coyunturales que han afectado un deporte que, en a finales del pasado siglo, llegó a convertirse en la segunda disciplina colectiva más popular en la Isla.
Tenemos muchos miedos e incontables motivaciones por ver brillar a los conjuntos que probablemente no estarán en Londres 2012. Entonces, es tiempo ya de despojarnos de los fantasmas que acosan al baloncesto, porque son piedras en el camino que lastran el desarrollo de ese deporte en la nación.
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