Pero no todo siempre ha sido
maravilla y tranquilidad en el acuatorio, pues tres años atrás un huracán
arremetió contra la instalación con violencia y devastó el lugar. En su furia
cambió objetos de sitio y la carpa de la Terraza , que al decir de Miguel Alfonso “era mucho
más pequeña y por supuesto, menos resistente” fue de los que se elevó por la
fuerza de los vientos.
“Tenía capacidad para más de
100 personas, dice más adelante el director de la Unidad Empresarial
de Base Recreación y Naturaleza, pero debíamos auxiliarnos de una grúa en caso
de ser necesaria cualquier operación”.
El mar como telón de fondo
del centro recreativo supuso pesquisa exhaustiva, en aras de brindar confort a
quienes se acercaban a las distintas ofertas de la instalación. Peñas
infantiles o vuelta atrás en el tiempo a partir de melodías musicales, no
vieron disminuir la afluencia de su público habitual pero se hacía necesario
devolverle la majestuosidad al espacio cultural. La carpa no podía faltar.
“Con capacidad para más de
200 clientes, la nueva tensoforma cuenta además con aditamentos que posibilitan
el fácil manejo por parte de los propios trabajadores. Tres postes centrales y 90 metros más alta que la
anterior proporcionan seguridad al cliente y a la vez, una estadía placentera
en el lugar”, confirma.
Inversión valorada en más de
150 mil pesos en moneda total, una parte asumida por la empresa aseguradora, la
cubierta instalada recientemente responde a un trabajo mancomunado entre la compañía
canadiense Órbita y Constructora Caribe –única empresa de su tipo en el país
que se dedica a la actividad- perteneciente al Ministerio de la Construcción.
“A Canadá se envían las
necesidades constructivas luego de haber estudiado las especificidades del
cliente, a partir del levantamiento topográfico. En Cuba ocurre el ensamblaje, se
trata de traer el proyecto a la realidad.
“Para ello utilizamos tecnología
de punta y soldaduras por alta frecuencia, en aras de preservar la calidad del
material. La cubierta de poliéster, revestida con PVC, simula las velas de una
embarcación de dimensiones enormes, las cuales son arriadas si viviéramos
nuevos eventos atmosféricos como el referido anteriormente, explica Lázaro
Socorro, de paso por la Perla
del Sur para el montaje de la cobertura.
Como jefe de la brigada de ensambladura
refiere la durabilidad del techado, que podría llegar hasta diez años en
dependencia de las afectaciones meteorológicas del entorno. “Un diseño muy funcional, argumenta, que está en
perfecta armonía con las preferencias del cliente” que cada fin de semana
disfruta de las ofertas culturales y recreativas en una de las instalaciones
preferidas por muchos en la capital provincial.
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