viernes, 27 de mayo de 2011

Club Cienfuegos, en perfecta armonía con el entorno


  La Bahía de Jagua seduce a locales y foráneos desde la terraza del Club Cienfuegos. Una vista majestuosa de la rada cienfueguera, entre otras muchas confabulaciones, suscita el deleite por esta ciudad marinera.
  Pero no todo siempre ha sido maravilla y tranquilidad en el acuatorio, pues tres años atrás un huracán arremetió contra la instalación con violencia y devastó el lugar. En su furia cambió objetos de sitio y la carpa de la Terraza, que al decir de Miguel Alfonso “era mucho más pequeña y por supuesto, menos resistente” fue de los que se elevó por la fuerza de los vientos.
  “Tenía capacidad para más de 100 personas, dice más adelante el director de la Unidad Empresarial de Base Recreación y Naturaleza, pero debíamos auxiliarnos de una grúa en caso de ser necesaria cualquier operación”.
  El mar como telón de fondo del centro recreativo supuso pesquisa exhaustiva, en aras de brindar confort a quienes se acercaban a las distintas ofertas de la instalación. Peñas infantiles o vuelta atrás en el tiempo a partir de melodías musicales, no vieron disminuir la afluencia de su público habitual pero se hacía necesario devolverle la majestuosidad al espacio cultural. La carpa no podía faltar.
  “Con capacidad para más de 200 clientes, la nueva tensoforma cuenta además con aditamentos que posibilitan el fácil manejo por parte de los propios trabajadores. Tres postes centrales y 90 metros más alta que la anterior proporcionan seguridad al cliente y a la vez, una estadía placentera en el lugar”, confirma.
  Inversión valorada en más de 150 mil pesos en moneda total, una parte asumida por la empresa aseguradora, la cubierta instalada recientemente responde a un trabajo mancomunado entre la compañía canadiense Órbita y Constructora Caribe –única empresa de su tipo en el país que se dedica a la actividad- perteneciente al Ministerio de la Construcción.
  “A Canadá se envían las necesidades constructivas luego de haber estudiado las especificidades del cliente, a partir del levantamiento topográfico. En Cuba ocurre el ensamblaje, se trata de traer el proyecto a la realidad.

  “Para ello utilizamos tecnología de punta y soldaduras por alta frecuencia, en aras de preservar la calidad del material. La cubierta de poliéster, revestida con PVC, simula las velas de una embarcación de dimensiones enormes, las cuales son arriadas si viviéramos nuevos eventos atmosféricos como el referido anteriormente, explica Lázaro Socorro, de paso por la Perla del Sur para el montaje de la cobertura.
  Como jefe de la brigada de ensambladura refiere la durabilidad del techado, que podría llegar hasta diez años en dependencia de las afectaciones meteorológicas del entorno. “Un diseño muy funcional, argumenta, que está en perfecta armonía con las preferencias del cliente” que cada fin de semana disfruta de las ofertas culturales y recreativas en una de las instalaciones preferidas por muchos en la capital provincial.

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